Cada mañana en Condadillo, una pequeña comunidad rural al este de El Salvador, Marta Adelia Cruz de Maravilla se levanta antes del amanecer para cuidar de su familia. Cuida de las gallinas en el patio, regenta una pequeña zapatería desde el porche de su casa y ayuda a su marido, agricultor y pastor local.
Marta sostiene una de sus gallinas.
La vida aquí gira en torno a la agricultura, pero los habitantes de Condadillo se enfrentan a retos cada vez mayores: calor intenso, sequías prolongadas, tormentas repentinas y crecidas de los ríos que les aíslan de servicios vitales.
«Algunos años, los campos de maíz se ven muy bonitos», dice Marta, «pero de repente llega la sequía y los agricultores lo pierden todo. Otro problema que tenemos es la crecida del río. No hay forma de cruzar. La gente no puede pasar de aquí para allá».
Creación de una cultura de preparación
Las comunidades como la de Marta se encuentran en primera línea de unos impactos medioambientales cada vez más impredecibles, en los que cada estación trae consigo nuevos riesgos. Para ayudar a las familias a prepararse y responder, Corus organización Lutheran World Relief puso en marcha los proyectos de Fortalecimiento de las Estructuras Comunitarias para la Preparación y Mitigación de Desastres (SOS) en colaboración con organizaciones locales.
SOS III se centra en ampliar y fortalecer Comisiones Comunales de Protección Civil (CCPC), comités locales de emergencia que capacitan a los residentes para responder de manera rápida y eficaz ante desastres. A través del aprendizaje entre pares, la mejora de los sistemas de alerta temprana y herramientas prácticas, estos comités están construyendo resiliencia desde la base, empoderando a las comunidades para que actúen antes de que ocurra un desastre.
Marta se unió al proyecto en 2019 como coordinadora de primeros auxilios y ahora dirige el CCPC de Condadillo. «Me gusta trabajar con todos y apoyarles en lo que necesiten», afirma. «Para eso estamos aquí, para ayudar a la comunidad».
Marta habla con Allan Herrera González, técnico del proyecto SOS.
Cuando la preparación salva vidas
El valor de esta formación quedó patente cuando, hace tres años, se produjo un incendio forestal cerca de la casa de Marta. Gracias a los conocimientos y recursos proporcionados por SOS, el comité supo exactamente qué hacer.
«Envié el mensaje por WhatsApp, mi compañero activó la sirena del megáfono y todo el mundo supo que se trataba de una emergencia», recuerda Marta. «Toda la comunidad, incluso aquellos que no formaban parte del comité, respondieron. Algunos hicieron cortafuegos. Otros echaban agua para evitar que el fuego llegara a las casas».
Dado que los bomberos se encontraban a varias horas de distancia, esta rápida y coordinada actuación marcó la diferencia. Juntos, los vecinos contuvieron el incendio antes de que alcanzara las viviendas o el ganado.
Herramientas para la resiliencia
Más allá de la respuesta de emergencia, SOS III ayuda a las familias a prepararse y adaptarse al entorno cambiante. Lutheran World Relief ha proporcionado a Condadillo herramientas como motosierras, palas y pulverizadores de mochila, junto con formación sobre conservación del agua, fertilizantes orgánicos y cuidado del suelo. Diez grandes depósitos de agua ayudan ahora a las familias a mantener el ganado durante las épocas de sequía, mientras que una incubadora les permite criar pollos y mejorar la nutrición y los ingresos del hogar.
Estas medidas reducen la vulnerabilidad y refuerzan la seguridad alimentaria, garantizando que hogares como el de Marta puedan recuperarse más rápidamente tras un desastre. «Antes no sabíamos muchas cosas, pero ahora las hemos aprendido y las ponemos en práctica», afirma Marta.
Un futuro más seguro y más conectado
Quizás lo más importante es que SOS III ha transformado la forma en que la comunidad se ve a sí misma. Antes del proyecto, las emergencias a menudo dejaban a las personas a su suerte. «Nadie intervenía. Cada uno se valía por sí mismo», recuerda Marta. «Pero cuando el proyecto llegó a este cantón y nos capacitó, nos dieron herramientas, y siento que eso es una bendición porque ahora, cada vez que hay una necesidad, la gente dice: "Llama a Protección Civil. Llámalos"».
Ahora, con un sistema coordinado, una sola sirena alerta a los vecinos del peligro y se lleva a cabo una acción colectiva. Las campañas de limpieza comunitaria, las campañas de sensibilización y las iniciativas de educación ambiental han reforzado aún más la capacidad local, reduciendo los riesgos antes de que se agraven.
El hijo mayor de Marta se ha unido al comité, lo que supone un indicio del cambio intergeneracional que ella espera ver. «Queremos que los jóvenes se involucren para poder construir una comunidad mejor», afirma. «Una comunidad que, aunque requiera esfuerzo, con el tiempo se vuelva limpia y organizada, con más puestos de trabajo y oportunidades».
Marta y su familia, incluyendo a su esposo Edwin, su hijo Oscar, su hijo Kevin y su hija Liliana.
Invertir en preparación, proteger vidas
Para Marta y sus vecinos, la preparación ante desastres ya no es un concepto abstracto, sino que forma parte de su vida cotidiana. A través del proyecto SOS, han aprendido que cuando las comunidades se unen, pueden evitar que los desastres se conviertan en tragedias y proteger lo que más importa: sus hogares, sus medios de vida y su futuro.
«Llegar a más comunidades sería muy beneficioso», afirma Marta. «Muchas veces no sabemos cómo actuar en esas situaciones, pero una vez que recibimos formación y tenemos experiencia sobre qué hacer, es una gran bendición».