Hoy, mientras continúa la miseria para los venezolanos dentro y fuera del país, agravada por la pandemia del COVID-19, empezamos a ver algunos signos de esperanza. A medida que la administración Biden comienza a implementar su política en la región, tiene la oportunidad de involucrar a los socios regionales para buscar respuestas más duraderas a la catástrofe política, económica y social dentro del país que ha obligado a más de cinco millones de venezolanos a huir del país hacia una existencia precaria y a veces hostil como refugiados.